Hay dos libros que me impresionaron en mi infancia. El primero contaba la historia de un carpintero de Nazaret que hacía milagros, caminaba por sobre las aguas, se resistió al diablo, entro a Jerusalén como un rey y fue crucificado como un ladrón. El otro libro era la historia de un niño que venia de otro planeta y le pedía ayuda a un aviador que estaba varado en pleno desierto.
"El Principito" debe ser uno de los libros más famosos de la historia de la literatura. Aún recuerdo fragmentos de aquellas páginas que releía en mi infancia. "Lo esencial es invisible a los ojos", le enseñó el zorro al principito. Inolvidables son los volcanes del planeta en que habitaba este personaje, su relación con su Rosa, su temor a los Baobabs y su viaje por diferentes planetas en los cuales conoció a diferentes personajes (un ebrio, un vanidoso, un hombre de negocios,etc).
El autor de este libro, Antoine de Saint-Exupéry, desapareció en plena Segunda Guerra Mundial, mientras piloteaba su avión Lightning P38. Su cuerpo nunca fue encontrado.
Todo esto contribuyó a alimentar el mito de este escritor francés, cuya desaparición intrigaba y fascinaba. Todo esto hasta ayer. Tras años de investigación, un grupo de hombres, entre los cuales se encontraban expertos en localizar aviones caídos durante la Segunda Guerra Mundial comenzó a hallar pistas del escritor galo. Primero fue un pescador que encontró en una red una pulsera que le perteneció a Saint-Exupéry. Luego se encontraron restos de su avión. Pero faltaba el descubrimiento más importante.
Hoy a través de los medios de comunicación se dio a conocer el nombre de el alemán Horst Rippert, de 88 años, quien tras 54 años de silencio, reconoció haber derribado la nave el autor de "El Principito".
"Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry", dijo Rippert cuando fue localizado por los investigadores franceses, según el diario francés "La Provence".
Aún no aparece el cuerpo del escritor francés, pero cada día se esclarece más las circunstancias en las que perdió la vida. O quizás nunca falleció, y hoy esta ayudando a su amigo a limpiar su planeta de baobabs y desollinando los volcanes inactivos.
"El Principito" debe ser uno de los libros más famosos de la historia de la literatura. Aún recuerdo fragmentos de aquellas páginas que releía en mi infancia. "Lo esencial es invisible a los ojos", le enseñó el zorro al principito. Inolvidables son los volcanes del planeta en que habitaba este personaje, su relación con su Rosa, su temor a los Baobabs y su viaje por diferentes planetas en los cuales conoció a diferentes personajes (un ebrio, un vanidoso, un hombre de negocios,etc).
El autor de este libro, Antoine de Saint-Exupéry, desapareció en plena Segunda Guerra Mundial, mientras piloteaba su avión Lightning P38. Su cuerpo nunca fue encontrado.
Todo esto contribuyó a alimentar el mito de este escritor francés, cuya desaparición intrigaba y fascinaba. Todo esto hasta ayer. Tras años de investigación, un grupo de hombres, entre los cuales se encontraban expertos en localizar aviones caídos durante la Segunda Guerra Mundial comenzó a hallar pistas del escritor galo. Primero fue un pescador que encontró en una red una pulsera que le perteneció a Saint-Exupéry. Luego se encontraron restos de su avión. Pero faltaba el descubrimiento más importante.
Hoy a través de los medios de comunicación se dio a conocer el nombre de el alemán Horst Rippert, de 88 años, quien tras 54 años de silencio, reconoció haber derribado la nave el autor de "El Principito".
"Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry", dijo Rippert cuando fue localizado por los investigadores franceses, según el diario francés "La Provence".
Aún no aparece el cuerpo del escritor francés, pero cada día se esclarece más las circunstancias en las que perdió la vida. O quizás nunca falleció, y hoy esta ayudando a su amigo a limpiar su planeta de baobabs y desollinando los volcanes inactivos.
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